MANUAL DE LIBIA CONTRA NICOLÁS MADURO

Una vez más el gobierno estadounidense muestra su garra imperial intervencionista contra su enemigo histórico en esta parte del hemisferio occidental. La doctrina Monroe reaparece en su afán de venganza contra la doctrina Bolivariana, que durante la época Chávez le asestó una derrota sin precedentes al desmembrar y desaparecer del panorama suramericano la propuesta gringa del Alca en la Cumbre de las Américas.

Hoy cobran a Venezuela y su Revolución Bolivariana haber acentuado la unidad latinoamericana, basada en la doctrina de Simón Bolívar, al crear importantes foros políticos en la Patria Grande como el Alba, Unasur, Petrocaribe y la Celac, donde no se permitió la participación del país hegemón del norte. No le perdonan a las naciones suramericanas su rebeldía histórica.

Mientras las naciones del Sur del continente Americano comenzaban a caminar con sus propios pies, en otras latitudes se generaban por voluntad del gobierno Yanky, inhumanas guerras contra países hermanos del viejo continente, África y el Medio Oriente.

Los EE.UU apoyan sin mirar a los lados al Gobierno Sionista de Israel contra el pueblo palestino, convirtiendo a esa nación en la cárcel más grande del Mundo, minimizando su territorio, asesinando a sus líderes y exterminando a su población, violando todos sus derechos humanos fundamentales.

Por otra parte, promueven ante los medios y la comunidad internacional, una intervención militar con apoyo de sus aliados de la Otan contra el gobierno y pueblo de Irak, acusan a Saddam Husseín de fabricar bombas atómicas y cohetes de largo alcance, que ponían en peligro la seguridad de EE.UU y la paz Mundial. Destruyeron ese país, tomaron sus riquezas petroleras, asesinaron a Husseín y hasta la fecha no han comprobado la existencia de bombas ni cohetes. Para entonces, hasta el Papa en el Vaticano se opuso a esa guerra innecesaria.

Otro país que sufrió los embates del imperialismo fue Afganistan, sometido a la destrucción luego de los lamentables hechos ocurridos en el corazón económico de EE.UU, cuando son derribadas las torres gemelas del World Trade Center y que son atribuídas a los terroristas de Al Qaeda. Aún no está claro lo ocurrido en la Gran Manzana, pero sí está claro que los norteamericanos con esta guerra, lograron una importante posición geopolítica en Medio Oriente.

No conformes con semejantes conflictos bélicos, los gringos vuelven a su andada guerrerista, esta vez contra una nación africana, que para entonces contaba con los más altos estándares de vida y los mejores índices de desarrollo humano de África. Le tocó a Muhanmar Al Gadafi y su Yamajerilla Libia, con un formato intervencionista, donde aplicaron la combinación de una estrategia con toques tradicionales, elementos mediáticos y foros internacionales post Guerra Fría para avanzar contra lo que ellos denominan el “Terrorismo Mundial” y el “Eje del Mal”.

Iniciaron el conflicto desde adentro con mercenarios (Tipo Guarimberos), pero con muchas armas y actuando como paramilitares. Se hicieron junto a los franceses y otros aliados de las reservas económicas (Oro) del gobierno Libio, nombraron un “Gobierno Interino”, reconocido inmediatamente por EE.UU, la Unión Europea, Israel y los aliados del gobierno imperial en el Mundo. Son presentados con honores en la Casa Blanca y otros palacios del viejo continente, así como del Consejo de Seguridad de la ONU (Cualquier parecido con la realidad venezolana es pura coincidencia).

Arrasaron con ese país de tribus, tomaron sus reservas petroleras y demás riquezas, Gadafi es asesinado y la Yamajerilla Libia pasó de ser el de mayor desarrollo africano, al de mayor pobreza y destrucción del Planeta Tierra. Los poderosos del Mundo, logran apoderarse de un importante bastión geoestratégico y petrolero. Y el “Gobierno Interino” entregado a las grandes corporaciones.

Venezuela y el gobierno que preside constitucionalmente Nicolás Maduro, se convierten en el epicentro de la política guerrerista e intervencionista de los EE.UU, quienes han aplicado un formato “No Convencional” de mayor profundidad contra la nación bolivariana.

La misma ha generado una incesante campaña psicológica y comunicacional a través de medios tradicionales y redes sociales, aparte del cerco internacional y las movidas geopolíticas en América Latina contra Venezuela, teniendo como principal protagonista a la Organización de Estados Americanos y al Grupo de Lima.

Los gringos instalan bases militares alrededor de la patria de Simón Bolívar, colocando a Colombia como su principal centro de operaciones con unas (9) bases, aparte de las instaladas en otros países que limitan con Venezuela. Promueven incansables estrategias de asfixia económica, contrabando y ataque monetario.

Aparece un tal Guaidó, parlamentario de la Asamblea Nacional (en desacato) autoproclamándose presidente de Venezuela en plena vía pública, en una protesta callejera de la oposición por órdenes de la Casa Blanca. Acto sin precedentes en la historia nacional y que viola la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (Por usurpación de funciones). Inmediatamente el gobierno norteño junto a otros países del continente (pro-neoliberales) reconoce a este sujeto como “Presidente Interino”.

Comienza a ejecutar algunas medidas en detrimento de Venezuela, despojando a la nación suramericana de la mano de gobiernos como EE.UU, Portugal, Inglaterra y Colombia, de importantes activos económicos en esos países (Reservas en Oro, Citgo y Monomeros Colombo-Venezolanos). A nadie rinde cuentas del manejo de esos recursos.

Lo más reciente de esta Guerra Multidimensional de Alto Espectro, han sido las sanciones emanadas de la Oficina Oval y firmadas por el tristemente célebre presidente de los EE.UU Donald Trump, orientadas a no permitir al gobierno de Nicolás Maduro realizar transacciones para adquirir bienes y servicios (alimentos, medicinas, repuestos, entre otros) para satisfacer las necesidades del pueblo venezolano.

Los gringos juegan duro con su política hegemónica intervencionista y Venezuela tiene lo que ellos necesitan para mantener su sistema decadente. El Pueblo de Simón Bolívar resiste una de las más rudas batallas, consciente que se enfrenta a la nación más poderosa del Planeta. Estamos en el tablero geopolítico, corresponde entonces jugar entre los grandes en favor de los intereses de la Patria, “…vacilar es perdernos…”. Maduro no puede ser otro Gadafi.

El enemigo asecha por la impunidad… No habrá paz, si no hay justicia!

Jovany J. Quintero G.

@jovanyquintero

Comunicador Social

Guarenas, Miranda- Venezuela

#EnElOjoDelHuracan